
El gasto total que supone distribuir el aire desde los compresores hasta el lugar donde este se utiliza viene determinado por diversos factores que van más allá del simple coste de las tuberías. Esta inversión también incluye la instalación, que conlleva grandes costes de mano de obra (generalmente, cinco veces superiores a los costes de los materiales), la energía malgastada a causa de sistemas que presentan fugas (entre un 20% y un 30% transcurridos 10 años desde la puesta en marcha) y el aumento en el consumo de energía que se produce para compensar las caídas de presión (un 7% por cada bar de caída).
El sistema a prueba de fugas y de fácil instalación SimplAir® EPL (Easy Pipe Line) de Ingersoll Rand ofrece una alternativa a los costosos sistemas de distribución con tuberías de acero, que conllevan un alto coste en términos de mano de obra, para los tubos de aire, gases inertes y vacío. Dicho sistema aprovecha la experiencia de más de un siglo de Ingersoll Rand en el campo del aire comprimido para ofrecerle una instalación optimizada, un rendimiento fiable y sin concesiones, un mantenimiento sencillo, la flexibilidad necesaria para adaptarse a sus necesidades futuras y la máxima eficiencia energética por el menor coste total.